Chismes de estado

Empezando por Trujillo que cuando lo mataron camino a San Cristobal, se iba a reunir  allál con una pajuilita que se quedó esperando porque no llegó.

El doctor Joaquín Balaguer, que hasta con una empleada de servicio que limpiaba su biblioteca tuvo un hijo.

Leonel Fernández, que “tiraba su canita al aire” en la villa en Casa de Campo que le prestaba un dealer ubicado en la 27 de Febrero.

De Hipólito Mejía es proverbial sus afectos por una megadiva a la que doña Rosita mandó a que la sacaran de un evento en el que se apareció en el Palacio Nacional.

Y el actual no es un santito como aparenta, pues sólo hay que ver a cual dama de la televisión le coge el teléfono en todo momento, de lo cual ella presume. Y a cual sanjuanera que vive en Suiza nombró en un cargo en Europa dizque porque “lo apoyó en la campaña”, cuando se sabe que ese apoyo fue un chin más allá.

Hasta los políticos que han aspirado a presidente tienen sus historias.

José Francisco Peña Gómez, en el cuartito de los “desahogos” en el local de la publicitaria de Brinio Díaz en la calle El Conde.

La de Miguel Vargas con la presentadora de televisión, a la que su celosa esposa Angelita le rompió un apartamento.

Así que no crean que es Donald Trump solamente. Se trata de hombres.

¡Ay si las vacas volaran, y las bocas hablaran!

Lo que sucede es que esos son “chismes de estado”.

Es mejor quedarse en los chismes de la farándula.